Obra de Radio Teatro representada en el teatro Colón de
Buenos Aires Ochenta años después que Orson Welles creara pánico en Estados
Unidos ante una supuesta invasión alienígena.
Orson Welles no había nacido cuando Helbert Wells publicó la
novela de ciencia ficción “La Guerra de
los Mundos”, pero si la leyó detenidamente y fue capaz de re escribirla
para hacer un radioteatro. Contratado por la emisora Columbia Broadcasting System
(C.B.S) para dirigir un episodio de la
serie dramática "The Mercury Theatre on the Air” tan
solo con veintitrés años de edad. Welles se encargó de adaptar la obra al
género radial, ya que no es lo mismo
leer una novela que escucharla. Para ello debió agregar sonidos, re
acondicionar los diálogos y respetando el guion llevar la trama de la obra al
final real de la novela. Para ese 30 de Octubre de 1938 la radio era el medio
más inmediato y de mayor llegada a toda la población. El joven Orson tenía ante
sí el primer gran desafío de su vida. Se propuso triunfar y estudió en forma
muy minuciosa cada renglón de la novela para llevarla al radioteatro y cumplir
con el tiempo estipulado de una hora el desarrollo y suspenso que se merecía.
El teatro Colón de Buenos Aires se propuso recrear
aquella versión radial de “La Guerra de los Mundos” y durante diez
representaciones se pudo conocer el argumento que motivó aquella psicosis
colectiva en los 32 millones de oyentes que en la noche de Halloween atemorizó
a todo un país y confirmó el poder de los medios de comunicación.
Ahora, conociendo la novela, el dato histórico y la
representación teatral, el público porteño pudo entender como se generó ese
revuelo.
Orson Welles comenzó su audición con algo muy
popular que de difundía por todas las radios del planeta, la música. Con su
juventud rompió con las formas tradicionales utilizadas hasta el momento por
los guionistas mayores y arrancó con una música que nos toca muy de cerca “La
Cumparsita” un tango compuesto por Gerardo Matos Rodriguez con arreglos
musicales Roberto Firpo y Pascual Contursi que hasta ese momento era (y es
actualmente) el tango más escuchado en todo el mundo.
Tal vez fue la música que hizo que los norteamericanos
creyeran que el radioteatro se había suspendido, tal vez fue la narración en
tiempo presente como si fuera un noticiero en vivo que transmite un ataque
marciano, tal vez fue la actuación de los actores, tal vez fueron los efectos
especiales, tal vez fue Halloween. ¿Quién sabe? Todo ocurrió en una hora. Una
psicosis colectiva que hizo colapsar las líneas telefónicas y el relato boca a
boca donde muchos creyeron que el fin de la humanidad era esa misma noche.
No es fácil representar una obra con un contexto similar. El Teatro Colón tomó un compromiso difícil de llenar. Como homenaje a Orson Welles representó la obra completa que el mismo adaptó de la novela. Pero todos sabemos que Orson Welles jamás la realizó completa. Que tuvo que cambiarle el final por presión de la policía y de la dirección de la emisora que necesitaban decirle a la población que todo era ficción.
No es fácil representar una obra con un contexto similar. El Teatro Colón tomó un compromiso difícil de llenar. Como homenaje a Orson Welles representó la obra completa que el mismo adaptó de la novela. Pero todos sabemos que Orson Welles jamás la realizó completa. Que tuvo que cambiarle el final por presión de la policía y de la dirección de la emisora que necesitaban decirle a la población que todo era ficción.
Con veintitrés años y en medio de un clima de
trabajo, saboreando el éxito de la audición el joven Orson fue el más
sorprendido cuando lo interrumpen para decirle lo que estaba pasando afuera del
estudio de radio. Sin duda que este fue el comienzo de un hombre exitoso.
Tal vez esa difusión hoy se llame “Fake News”
y logra los mismos efectos de confusión. Creer en algo que no existe y que a
pesar de las nuevas tecnologías y el conocimiento de experiencias pasadas, igual
nos afecta. Sin duda que hay que tener mucho talento para identificarlas y
corregirlas. Posiblemente la obra nos deja esa experiencia. Ochenta años
después y nos siguen manipulando como aquel primer día. La gente es fácil de
fanatizarse y defiende ciegamente lo que cree sin chequear nada.
La obra del Colón quedó a medias tintas. Una mezcla
de teatro y radioteatro. Escenografías de teatro que nada tuvieron que ver con el
hito que marcó un lugar en la historia de la radio. ¿Qué lástima, el teatro
podría haber ambientado un estudio de radio como los de entonces, con
orquestas, con actores, micrófonos, efectos especiales? Muy buenos actores lo
representaron, fieles al guion pero para sorpresa de la sala cada actor
representó varios personajes. No era eso lo que hizo Orson Welles. No era eso
lo que fuimos a ver.
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