MI QUERIDO PRESIDENTE
Mi querido presidente.
Una tragicomedia donde intervienen
un psiquiatra freudiano y un presidente electo a punto de dar su primer
discurso presidencial. Una trama escrita por dos franceses: Mathieu Delaporte y
Alexandre de la Patellier que crean una situación límite cuando el presidente
de la nación, Maxi De la Cruz, llama a su despacho al mejor psiquiatra del país,
Miguel Ángel Solá, para que en menos de dos horas le resuelva un trauma que lo ridiculizaría
ante las cámaras de televisión.
Una extraña picazón en la nariz,
el día de la asunción, se convierte en una imposibilidad de leer de corrido un
discurso cuando al llegar a cierta palabra su boca y su cara se transforman y
se desfiguran entorpeciendo y deformando las palabras y su rostro.
Maxi de la Cruz, el día más importante
de su vida se levantó muy temprano para ensayar el discurso inaugural de su
presidencia cuando descubre ese trauma y llama de urgencia a su médico
otorrino, y luego de una cantidad de pruebas, este le dice que nada tiene que
ver su nariz y que el problema era psiquiátrico.
Tal vez inspirado en la película “El
discurso de Rey” cuando el Rey Jorge VI de Inglaterra era considerado tonto por
su expresión al tartamudear, pero Tras la declaración de guerra de la Alemania
nazi en 1939, el rey debe emitir un discurso en nombre del Reino Unido, así que
busca ayuda para hacer realidad los frutos de su largo entrenamiento del habla
que necesitó de métodos poco comunes y una gran fortaleza a nivel mental y
emocional.
Miguel Ángel Solá aparece en escena
escuchando todas las acciones que el electo presidente había recurrido en ese
día como médicos, acupunturistas, y hasta brujos. La ansiedad ante el inminente
momento de enfrentar a las cámaras de televisión hace que se le exija
resolverlo en menos de una hora y media. Por lo tanto, la obra trabaja en
tiempo real buscando soluciones desde la terapia psicoanalista usando medios
tan exóticos como impensados.
Parece una tendencia actual la
utilización en novelas, series y películas de psicólogos o psiquiatras para
revelar los pensamientos de algunos personajes. Un recurso interesante para
dotar al público de cierta información que solo está en el inconsciente del
paciente, desde sus deseos, hasta sus frustraciones.
El presidente le exige la promesa
de curarlo antes del discurso, a lo que el psiquiatra se defiende diciendo, “yo
no le puedo prometer nada, soy psiquiatra, no político”.
Se viven momentos de tensión,
alternados con frases cómicas, desarrollando un drama personal donde Solá
intenta demostrarle que la picazón en la nariz no es más que la punta del iceberg
de otros traumas que arrastra de la niñez y la relación con sus padres y
hermanos y hoy explotan por la responsabilidad de ejercer la primera
magistratura.
Durante la sesión varias veces
interrumpe el teléfono llamando al presidente, cosa que irrita al psiquiatra,
sin embargo, le permite ver su relación de poder con sindicalistas coimeros (no
hace alusión a nada conocido ya que la obra no se mete con la política
argentina, aunque parezca casual). Alterado Miguel Ángel Solá arrebata el teléfono
y con voz campanuda antes de cortar le dice al interlocutor: “no llame hasta
dentro de tres horas, el presidente está cagando”. No son formas de
disculpar al presidente, le reclama Maxi de la Cruz, a lo que Solá aclara: “acaso,
no cagamos todos… y… ¿los presidentes… no cagan?”
El uso de metáforas, y juegos de
auto conocimiento no faltan en la obra. Tensiones, angustias y risas se alternan al buscar
ejercicios de superación para la práctica de la oratoria, donde el lenguaje
no verbal de Maxi de la Cruz es grandioso y para aplaudir de pie, como el momento de
representar a un toro a punto de dar una cornada.
Para muchos Miguel Ángel Solá es
el sucesor de Alfredo Alcón, por su caracterización de autor dramático, sin
embargo “Mi querido presidente” es una obra tragicómica que el actor desempeña
con gran elocuencia y junto a Maxi de la Cruz hacen un dúo inigualable.
Una gran obra para pensar, enojarse,
divertirse, reflexionar y observar las actuaciones y los gags de dos grandes
actores.