Una comedia para pasar el rato, sobre todo si pasaste los cincuenta años.
Narra los conflictos de un matrimonio que envejecen juntos y en la cotidianeidad se enredan en debates permanentes con una sutil cuota de humor.
Quería ver a Mercedes Morán una gran actriz de cine (la había visto en “Empieza el baile”, con Darío Grandinetti, “Norma” con Alejando Awada, “Elena Sabe” porque fue filmada en Húrlingham- todas con guiones pésimos- y “El amor menos pensado” con Ricardo Darín -único guion que valía la pena ver- destacando la capacidad actoral de Mercedes Morán en todas sus actuaciones).
También quería ver a Imanol Arias que desde la película “Camila” con Susú Pecoraro y su nominación al Oscar no lo había vuelto a ver.
El hecho que estuvieran los dos juntos en Buenos Aires era motivo suficiente para no perder esta oportunidad.
Después de ver la función hice la siguiente reflexión:
“Las obras deben estar a las alturas de sus protagonistas”
cosa de no gastar pólvora en chimangos.
Tal vez para esa obra hubiera alcanzado con Jean Pierre Noher y Nancy Duplaá en un teatro “under” a la gorra y listo.
Bueno es cuestión de gustos.
Seguiré esperando una buena obra donde Mercedes se luzca en su papel, porqué en “Mejor no decirlo” Mercedes hace de ella e Imanol hace de él.
Para que te lo imagines pensá en una discusión entre Victoria Donda y Eduardo Feinmann (exactamente eso fue la obra).
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